La alimentación, la higiene y el buen descanso son fundamentales para la prevención.
Cuando vemos a alguien con el pañuelo en la mano y la nariz enrojecida, sabemos que llegó la época de los resfríos y las gripes. Pero, si tomamos las precauciones necesarias, podemos mantener nuestro sistema inmunológico fuerte y reducir el riesgo de enfermarnos.
La época invernal favorece la circulación de gérmenes productores de infecciones respiratorias como faringitis, laringitis, bronquitis o neumonías, procesos que pueden ser altamente riesgosos en personas con características de vulnerabilidad o enfermedades crónicas. Una de las principales razones por lo que esto ocurre se debe a los cambios repentinos en la temperatura que influyen sobre el organismo, obligando al cuerpo a tener que acomodarse constantemente a ese cambio.
Esta adaptación incluye también al sistema inmunológico, por lo que resulta importante estar atentos y mantenerse saludables. Mantener reforzado y estimulado el sistema inmunológico ayudará a prevenir una gran cantidad de patologías.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada persona sufre tres resfríos al año, entonces ¿qué podemos hacer para intentar ser la excepción?
- Lavarnos las manos con más frecuencia: Es importante recordar que los resfríos y la gripe se contagian por contacto directo, por lo que lavarse las manos con frecuencia y secarlas bien es clave para evitar la difusión de gérmenes. Esto es importante sobre todo si usamos el transporte público o si estamos en contacto con mucha gente en el trabajo.
- No tocarse la cara con las manos: Sobre todo fuera de casa dado que las mucosas de la nariz y la boca, así como los ojos, son muy sensibles al contagio.
- Prestar atención a lo que comemos: La alimentación es la aliada número 1 para alejar los resfríos. En nuestra dieta diaria no deben faltar vitaminas como la A, B o la C o minerales como el cobre, el hierro o el zinc. Además, ciertos productos como las espinacas, cebollas o manzanas ayudan a despejar tanto la nariz como los bronquios. Por otro lado, naranjas, limones, tomates o kiwis alivian la congestión nasal, actuando como antihistamínicos naturales. La ingesta diaria de 2lts. de agua también será vital para mantenernos fuertes.
- Evitar el estrés: Los nervios y la ansiedad juegan en nuestra contra debilitando nuestro sistema inmune. Es una tarea difícil pero necesaria, por lo que debemos prestar especial atención a alejar el estrés de nuestro día a día y encontrar espacios de distensión.
- Dormir bien: Dormir repara los daños celulares sufridos durante el día. Un descanso nocturno ayudará a nuestro sistema inmune a recuperarse y aumentar sus fuerzas. Lo recomendable es seguir pautas correctas de sueño y llevar un ritmo de sueño de entre 6 y 8 horas diarias.
- Ventilar la casa: Aunque haga frío, es clave que el aire corra y se renueve tanto al comienzo del día como al final, porque mantendrá los gérmenes fuera de nuestra casa.
- Evitar los espacios cerrados y concurridos: De ser posible, debemos evitar los lugares en los que hay mucha gente, como cines, restaurantes u hospitales, debido a las altas posibilidades de contagio.
- No automedicarse: Debemos usar los antibióticos solo en caso de que el médico los recete. Mientras tanto, debemos descansar, alimentarnos bien y beber mucha agua para aplacar los síntomas.
Si pensamos en el bienestar de nuestro cuerpo, en estar fuertes, no enfermarnos y tener una vida plena, debemos pensar siempre en nuestro sistema inmune. Él es el responsable indiscutible de nuestro bienestar, pero no está libre de peligros y continuas amenazas lo ponen en acción.
Asesoró: Dr. Ernesto Crescenti (MN: 50.776). Medico, investigador y Director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti”. Acerca del Instituto de Inmuno Oncología Dr. Ernesto J. V. Crescenti: Ámbito multidisciplinario dedicado a la prevención, diagnóstico y tratamiento de pacientes con cáncer y pacientes diagnosticados con enfermedades en las cuales se presenta una alteración del sistema inmunológico.